sábado, abril 22, 2006

Ni sé cómo titularlo =P

Bueno... Finalmente escribí algo ^^, van a ver que (no) valió la pena esperar tanto =D
____
Como aquella vez que terminamos peleados, y nos fuimos cada uno por su lado. Encima que la gente pensó que nos sentíamos demasiado mal por los heridos, pero claro… No tenían nada que ver, la cosa era entre vos y yo. Y yo tomé por Independencia hasta rondó, doblé ahí y volví por Buenos Aires y te encontré cruzando la calle, me senté porque no sabía qué más hacer. Pensé que si me sentaba, no sé, iba a ser como que a eso había ido y que el encontrarte no cambiaba nada. Y vos me miraste con ese ceño fruncido tuyo, ese que siempre me desgarró todo porque realmente yo pensaba que me odiabas en ese momento, pero entonces no sé qué hice, y a vos se te escapó una sonrisita, y no pudiste contenerte y miraste para otro lado, riéndote como si te hubiese atrapado haciendo una travesura. Me acerqué y nos fuimos a alguna plaza, seguramente San Martín (porque era la más cercana), te acordás, que nos quedamos sentados un rato y charlábamos de cosas que ya no eran más, pero que volvían a ser, no sé, todo era tan tristemente alegre ese día, tan fugaz, porque aunque estábamos riéndonos como tontos, como enamorados, los dos sabíamos que no iba a durar nada, como cuando jugábamos al jenga.

Y finalmente nos arreglamos, como siempre hacíamos, nos arreglamos con risas y un par de caricias, como tapando más que arreglando, pero bueno… Así hacíamos vos y yo. Y volvíamos al accidente porque yo sabía bien que hacías mucha falta allá, que sin vos todo aquello iba a ser un caos. Y al llegar yo pensé que teníamos que separarnos, llegar cada uno por su parte, porque sino iban a pensar que nos fuimos por algo que no tenía que ver con el accidente (es decir, se iban a dar cuenta…) y la gente nos iba a decir cosas, nos iba a decir que éramos unos irresponsables que cómo podía ser y que en sus días la gente se cortaba el pelo y la carne valía la mitad. Entonces nos separamos, me acuerdo, y entre el despelote, los ruidos y la sangre de los hombrecitos esos accidentados creo que te perdí, y creo que ya no me acordé bien de por qué estaba ahí, y de sueño en sueño me perdí en alguna fantasía de esas en las que vuelo o tengo magia o qué sé yo qué pavada de pibe que soy (o quiero ser).