jueves, junio 12, 2014

Fisión

Anda, vete lejos. Y no vuelvas
por favor.
Aversite encontrás con tu sonrisa,
que yo sé muy bien...

Dale,  que algún hado maldito
unió estos caminos nuestros;
qué despropósito, este andar juntos.

Anda, vete lejos. Y no vuelvas
por favor.
Mis pies son de andar, pero
este corazón mío, se endulza
y ya no hay quien lo distraiga.

Por suerte brilla el sol,
aun sobre un cielo turbio
de nubes.

Y sino te hablo es para no ahogarte
en esta cascada que llamo Yo
de confusión y caos
de ruídos y estruendos
de golpes violencia y saltos
de magnífico rocío formador
de arcoiris
aplastador de libélulas como vos,
hermosas libélulas arrastradoras de
sapos como yo.

Sabeme entonces así
directo y callado;
absoluto en mi ambigüedad.


Que cuando pasas,
crecen mis hojas, mi tallo
y sos alimento de mis sueños
de mis voluntades. Que cuando estás,
se agitan, se quiebran, se abren y
se son.

Sabete entonces así,
maravillosa y terrible;
tormenta sobre la montaña.



Que donde yo ando piso
con cuidado, que son pesados
estos pies míos -no sea que por no ver.
Que donde yo voy, nadie va. Que donde yo estoy, nadie sigue.
Pero yo, de nadie me aparto. Ni a nadie persigo.