Adentro, también llueve. Llueven palabras y se llevan la mugre que tan abrigados los tenía. Se dicen groserías, se las dicen, con nerviosismo él, con tristeza ella. De a poquito se van abriendo las almas, dejando salir todo lo que había adentro. Hay olor feo, ella frunce la nariz. Pero es verano, así que pueden abrir la ventana, y así lo hacen. Ahora también la lluvia charla adentro, mojándoles las plantas que tan gordamente descansaban sobre el marco de la ventana, mojándoles también un poco las ropas, apenitas, es entre lindo y molesto. Más que nada es lindo porque mojarse es cosa de chicos, cosa de cuando se comían los mocos, y eso los deja descansar un ratito de tanta adultación que se está dando en esa pieza.
-Eh, loco, qué pasa, tan serios que nos pusimos de la nada- dice él, contrastando con el tono de lo que venía diciendo antes. Ella no dice nada, lo mira nomás; él también se queda callado ahora, se siente medio boludo.
-Se me terminó el té.
Es una excusa, claro.
Llevan horas hablando, ya repitieron algunas veces las mismas frases, las mismas explicaciones, aunque cada vez se entienden menos. Cada explicación los deja un paso más lejos. Aunque es cierto que también un paso más cerca: tantas ganas de explicarse las cosas no es moco de pavo. No hay dos personas en el mundo que tengan más ganas de dejarse bien mutuamente, ni tampoco dos que se dejen peor.
-No te entiendo…- dice ella, entre frustrada y temerosa.
-No, ya sé- responde él- tampoco yo te entiendo.
Así se afianzan: no les queda otra. Decirse que no se entienden es lo mejor, casi mejor que entenderse. En el fondo, si se entendieran, no sería lo mismo. No, claro que no, si se entendieran, como suele suceder, no se soportarían.
Si se entendieran serían iguales.
Si se entendieran no serían así.
Si se entendieran no quedaría ya nada de mística.
Además, piensa él, mejor que no me entienda.
Igual, dice ella, para qué me va a entender.
Al final se sonríen.
-Yo te hago otro té, no te pares.
Y se sonríen de nuevo.
Se van a la pieza. La pava queda en el fuego. Cuando vuelvan va a estar al rojo, y se van a reír.