jueves, junio 10, 2010

bestiario: los gatos

Llegaba la otra noche muy tarde a la casa, en la entrada vi a un demonio acurrucuado, que me miraba con ojos inexpresivos y parecía relamerse el paladar. De cerca el demonio mutó, de repente fue gato y huyó de mi presencia. El alma, sin embargo, se me quedó dubitativa.