martes, mayo 30, 2006

Descripción IV

Un poco de tontería.
Disculpen la amargura =P
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El despertar diario es una tarea para valerosos o inconscientes. Pensar en lo que nos aguarda; esas cosas que deberemos hacer, aunque no queramos, esas cosas que no haremos, aunque querremos; esas cosas que nos pasarán y ni siquiera notaremos, y aquellas que las notaremos en el vientre, como una nausea profunda indisipable, imposible de evitar que nos suceda.

Reinventar las excusas que a diario nos decimos para seguir caminando, dando los pasos de todos los días, las tareas huecas, la rutina infinita que promete un mañana mejor, pero al fin y al cabo, siempre un mañana. Y algunos me dirán que tener un mañana es alegría suficiente; y no niego que a mí me gustaría pensar así.

Acercarse a la ventana, observar a todos aquellos que ya pasaron por este proceso, gente caminante, un albañil, un taxista, un oficinista, un estudiante: gente. Observarlos y sentir que entre ellos y uno hay mil abismos, mil distancias diferentes; vacíos impenetrables. Saberse ajeno a todos, y sin embargo... todos más ajenos que uno mismo.

Finalmente: Encontrarse con ese montículo de polvo, ese par de redondeles abultados, contorneados por una cordillera de pelo, ese pico con dos orificios, la comisura rosada de los labios, y el cansancio que lo envuelve todo, manteniéndolo junto, impidiendo que las cejas se escapen por un gesto, o los ojos crucen el umbral por el puente de algún sueño. Observarse y sentir el sinsentido que es la propia persona, el rostro nuestro. Ver todas esas cosas juntas (nariz, ojos, boca) y no entender por qué... Porque bien podrían estar en otro orden, en otro lugar, y aun seríamos nosotros mismos. Tal vez esto es lo que más desespera: Saber que aunque un cambio tan rotundo, como el tener la nariz en la frente, se diera en nosotros, aun seríamos quienes somos... Aun seríamos así; y no tiene sentido.

En invierno con un poco de agua helada alcanza, se disipan los pensamientos. Hundimos el rostro entre las manos, y el agua se filtra por todas partes. Se agradece, digo gracias, se separan las manos, respiramos profundamente, y estoy listo.

Cierro esto, abro aquello, me pongo esto otro, guardo algún libro, y ya. Abro la puerta, llamo el ascensor, saludo al guarda, me estremezco por el frío (esta parte me gusta), y mirando al cielo me doy el gusto de pensar en sus ojos una vez más, recordar qué sueño visitó esta vez exactamente, y ya. Estoy despierto, o al menos, tan despierto como puedo estar.

martes, mayo 09, 2006

Dudaba

Yo encontré a esta fea mujer acostada, semidormida, y la empecé a besar. Pero la besaba con violencia obscena, estudiando todos los recovecos de su boca con mi lengua, sintiendo como el asco se infiltraba por mi garganta, se apoderaba de mi estómago y luego, con velocidad de diástole/sístole, se esparcía por todas mis venas. Y sin embargo yo permanecía impávido, y continuaba con la tarea con precisión metódica.

Fue entonces, cuando de reojo, vi tu sombra que se asomaba por la esquina, y a pesar de estar seguro de que vos aun no me habías visto, de que no tenías idea siquiera de que yo estaba allí, ni mucho menos de lo que estaba haciendo, una vergüenza infinita, como un calor asfixiante, se apoderó de todo mi ser. Y escupiendo prácticamente a la mujer que antes besara, salí corriendo tras de vos, usando todas mis fuerzas para alcanzarte, pero con el resultado infértil de un sueño; mis piernas siempre unos metros más lentas que las tuyas, que huían de quién sabe qué bestia, aunque yo tuviera la sospecha, de que esa bestia, era yo.

Y en la carrera frenética por alcanzarte, imágenes que yo sabía eran terribles, pero que en el momento no podían importarme menos, se precipitaban a diestra y siniestra. Niños siendo mutilados por bandas de degenerados, mujeres muertas con mocosos desvalidos, desamparados muertos de hambre, y Dios sabe que no quiero recordar ahora mismo qué más, pues no podría, en este momento de conciencia, aguantar el espectáculo.

Y así llegué finalmente a un callejón muerto, sin salida alguna, y tu sombra que largamente perseguí, estaba ahora desvanecida, pensé que tal vez te habías filtrado entre los ladrillos de la pared, porque siempre habías sido un poco como eterea. Pero fue un pensamiento fugaz, tan fugaz, que ni a pensamiento llegó.
Desperté entonces, y con los músculos aun tensionados, sintiendo con mi lengua las yagas que en sueños me había hecho en las encías por friccionar los dientes, supe, sin dilación alguna, lo que tenía que hacer, y no dudé ya.

La Vecina

Un día descubrí con mucha sorpresa que mis vecinas del frente de calle eran lesbianas. Bueno, no lo descubrí yo, lo descubrió alguien y me lo comunicó: "¿Sabías que son lesbianas?" y yo sorprendido dije "no".

Me dije: Pero no importa eso, seguro son personas normales, como todas.

Resulta que igual yo no creía en lo que me habían dicho y dudaba, jamás las había visto hacer nada sospechoso que indicara esa naturaleza. Hasta que cierto día, las vi en pleno balcón intercambiando humedad a través de sus bocas. Comprobado entonces, dije: "Mirá vos".

En cierta otra ocación (porque han de saber que yo soy una persona que pasa gran parte de su día sentado en la ventana) que me encontraba así, sentado y tranquilo, viendo el mundo ir y venir, descubrí que la vecinita lesbiana engañaba a su pareja lesbiana con otra amiga lesbiana. Y dije: "Mirá vos".

Así siguieron los días y dio la casualida de que al cabo alguien me dice: "¡mirá, están mirando Venus!", y yo "nah", e ignoré todo. Teníamos prisa y no había tiempo de ver el mundo ir y venir. Pero así, resulta, que luego de un par de semanas, con ya todas las tareas realizadas y con la tranquilidad de que se tienen un par de horas para tirar por la ventana (literalmente), me encuentro con que en efecto, las vecinitas lesbianas miran el canal Venus (y con bastante asiduidad). Y yo me dije: "Mirá vos".

Así que luego de un largo análisis de la situación, y volviendo a mi planteamiento original, puedo decir con seguridad absoluta de mi afirmación, que: En efecto, estas vecinitas del frente, son como todo el mundo, gente normal si las hay.


PD para los de curiosidad morbosa: Las lesbianas, a pesar de la creencia popular, no suelen darse baños de crema en pleno living, ni reproducen el desenbarco de normandía semidesnudas con sus amiguitas de la "facu" (acto conocido comúnmente como orgía).



Concluyo.


=P