jueves, enero 07, 2010

Hmm

Ahora bien, como iba diciendo, el mundo conoce sus límites, tiene un final y nada se extiende incansablemente. La realidad es esta y refutarla es imposible, porque el mundo es para siempre pero ninguna persona lo es, entonces perderíamos. Y aunque las personas fuéramos para siempre, entonces el mundo dejaría de serlo, por esta o aquella razón.

Hay más, inclusive se extiende: todo nos harta. Un día no queremos más, y es imposible. Lo descubrí anoche cuando me bajé un juego viejo que me gustaba mucho. Me aburrí a los cinco minutos.

Eso es todo.

2 comentarios:

El Creizy dijo...

como te quiero boludoooo!

Barbeta dijo...

Desde Albert Einstein y Stephen Hawking a esta parte, estamos aprendiendo que las cosas suelen ser distintas y mucho más divertidas de lo que se nos presentan a primera vista.

Por ejemplo, que "el mundo conoce sus límites, tiene un final y nada se extiende incansablemente". Pareciera que esta afirmación es justamente contraria a las observaciones ya que el universo (el mundo) no cesa de expandirse.

Por otro lado, los imposibles, sólo nos han demostrado hasta ahora que suelen serlo por un tiempo hasta que un explorador del mundo, de la vida, de los imposibles... los hace posibles.

En cuanto a que las personas no son para siempre... me hiciste preguntarme: necesito ser para siempre?
El futuro lejanos, más alla de unos días, de un mes, pierde relevancia frente a la fuerza con que vivimos el presente.

Ricardo Soule, a los 18 años, escribio y sintetizó lo que pienso en aquella memorable canción, "Presente":

Cuanta verdad (cuanta verdad)
hay en vivir solamente (solamente)
el momento en que estás.
Sí, el presente,
el presente y nada más.

Los "nunca", los "siempre", los "todo", los "nada" son extremos que raramente se cumplen.
Son miradas parciales de un universo mucho más rico que esos extremos.
La vida y la experiencia humana en especial se desarrolla en los términos medios más que en los extremos.

Incluso el hecho de que "todo nos harta", como tu juego, no es más que una manifestación de que las cosas suelen cambiar, incluso nosotros, con el paso del tiempo.

Te dejo mis reflexiones matutinas de un día nublado y con llovizna (especial para escribir guevadas) jajaja

Un abrazo!