lunes, mayo 17, 2010

Sin Título XIV

Y en sucesión  vino el estruendo
de gusanos en picada contra el pavimento,
llantos incontables de madres moscas.

Así fue que caí al infierno,
y me recibieron de brazos abiertos
diablos y mentirosos.

Fui torturando largamente
por bestias de cuernos en puntas,
de cuernos retorcidos y, peor aun,
de cabezas peladas;

y purgada ya mi alma,
limpiado los sesos de pensamientos agradables,
expiada toda culpa y miseria

fui llamado al último círculo, donde,
con ojos enfurecidos, de sangre
y drogas, un tipo bastante familiar,

me explicó sobre la vida y la muerte,
me paseó por toda la creación y
finalmente de una patada

me devolvió al mundo real.

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