martes, mayo 27, 2008

Sin Título X

Esto lo escribí en realidad en el 2002, estaba boludeando y me llamó la atención que no tenía título.. Bueno, lo releí y me causó gracia. Este era otro yo jajaja, distinto del que anda hoy.
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No aparece por ningún lugar!" gruñía y resoplaba el niño, mientras arrodillado buscando por debajo de un sillón que estaba en su sala de estar, la cual, generalmente, estaba ordenada. Pero hoy no, era un desastre, ya que él se había pasado la tarde dando vueltas toda la habitación.
Cansado y derrotado se sentó a punto de llorar: "¡no está!" gritó una vez enojado, "¡no está!", dijo fuerte una 2da vez, "...no está..." sollozó por último. Había perdido el anillo, y ahora lo buscaba por doquier, pero éste se rehusaba a aparecer como si, de verdad, no quisiese ser encontrado.
Una ardilla, juguetona, saltó sobre su ventana, luego al suelo, y con un ágil trote, llegó hasta su rodilla. Se encontró con el niño que tenía el rostro lleno de lágrimas, y éste la miró con atención, era la 1ra vez que una se le paraba tan cerca. Pero pronto recordó su anillo: "Ardilla ¿Acaso sabrías dónde encontrar mi anillito?",
preguntó sabiendo que nada le contestaría. Pero como este es un cuento mío, puedo jugar con cada personaje a mi gusto, por ello: "No" respondió el animalejo dejando atónito al pobre niño que de un salto se sentó en el sillón.
"¿Qué pasa?¿Tengo algo entre los dientes?" pregunta la ardilla.
"¡Tu hablas!"
"claro..." replica de nuevo el animal con expresión de obviedad, "ahora que está claro, dime: ¿De qué anillo hablas?"
"Es uno redondo y dorado, lo he perdido"
"¿Dónde?" preguntó ella
"Aquí..." dijo él
"¿En esta pieza?"
"No... en el mundo." respondió finalmente.
La ardilla se quedó pensativa unos momentos, y luego con aires de sabiduría dijo: "Pues es un basto lugar para buscar..."
"¿Me ayudarás?" inquirió él.
"Posiblemente..."

Ambos comenzaron a buscar. Salieron de la casa y continuaron su búsqueda. Pronto habían cubierto todo el barrio, y luego la ciudad, y el anillo, seguía sin aparecer. En eso se acerca un búho, que mira a la ardilla con grotezco apetito, pero luego ve al muchacho, que es más grande de lo que podría comer, o tratar de vencer, por ello se limita a decir: "oh, un niño y un ardilla ¿qué los trae por aquí?"

"Él es un niño y yo un ardilla. Hemos venido a buscar un anillo" explicó el animalejo dando un salto al frente.
"Vaya vaya, ¡qué pareja más inusual!" burlaba el Búho mientras volaba en círculos sobre sus cabezas. Luego se asentó y se acercó al muchachito:
"¿Es tuyo ese anillo?"
"Era mío, y lo perdí... ¿sigue siéndolo?"
El búho pensó contrariado, mas luego retomó su anciana sabiduría y explicó:
"Lo tuyo es tuyo, tanto como mío, pequeño, y será de quien lo encuentre"
"entiendo, y es justo. Yo lo encontré hace tiempo, pero ahora lo perdí."
El búho satisfecho por su respuesta, de un impulso salió volando. Ahora iba en busca de un anillo, y ya eran 3.

Siguieron rumbo el muchacho y la ardilla, y se perdieron en un campo desértico, buscando el dorado anillo. La ardilla sentía mucho calor, por eso el chico la puso en su bolsillo, allí había sombra y era más fresco que el suelo. La joya no aparecía, y el tiempo se volvía eterno y el calor insoportable. Pronto alguien les habló:
"pst" chistó algo a sus espaldas "por aquí, chico, ¿qué te trae por estos lugares?" la voz tenía acento cubano.
El muchacho miró a su derecha, dónde vio sólo a una lagartija, pero luego de hablar con un búho y un ardilla, ésto no le sorprendió demasiado.
"Hola, don lagartijo, son un chico, y ésta es un ardilla. Ambos buscamos un anillo. Además el búho lo está haciendo, dice que será de quien lo encuentre, porque yo lo perdí pero antes lo encontré."
"El búho es muy sabio..." comenzó a decir la lagartija, "pero es además un embustero. No confíes tanto en él. Además, si le escuchas, te confundirás: ustedes son dos, si lo encuentran ¿de quién será?"

Ardilla y muchacho se miraron pensativos. Finalmente el niño dijo:
"Es un anillo mágico. Cuando lo encuentran personas en grupo, se multiplica para que todos tengan uno."
"¿Es eso cierto?" preguntó el lagartijo.
"Sí"
"Bien, entonces, iré con ustedes." replicó sonriente el extraño lagartijo.

Muchacho, ardilla y lagartijo, marcharon en busca de la pequeña joya. Mas pronto ya habían buscado en todo el continente, y no había rastros del anillo. La lagartija se impacientó, y preguntó:
"Muchacho... ¿Cómo es esa joya?¿Brilla?¿Hace ruido?"
"Hmmm, esa joya es mágica, como le dije antes. Tiene el poder multiplicarse para que todos los que la encuentran se lleven una parte, y además, tiene la facultad de liberar todo lo que toca. Brillar, brilla mucho, pero sólo se la puede ver cuando se la encuentra..."
"No lo entiendo ¿cómo planeas que encontremos algo que sólo brilla cuando ya se lo ha encontrado?"
"No lo sé, señor lagartijo, yo no planeo nada, sólo busco. Si no desea acompañarnos, no tiene porqué hacerlo." dijo un tanto sorprendido de la queja del animal.
"Oh, no, claro que deseo ir... sólo trataba de traer coherencia a la situación."

¿Coherencia? Un muchacho charlando con dos animales de bolsillo en búsqueda de un anillo mágico... ¿Coherencia?. El búho apareció desde el cielo y se paró al lado del muchacho y sus amigos:
"Niño, me has engañado. Ya he recorrido todo el mundo, y no he encontrado nada."
"Sucede que sólo brilla cuando ya la has encontrado" dijo la lagartija, con aires de doctor.
"Eso no tiene sentido. Me están tratando de engañar" dijo el búho.
"¿Qué ganaríamos engañándole, señor búho?"
El pájaro lo pensó un momento, y luego respondió:
"De acuerdo, iré con ustedes, sólo para estar seguro de que no me engañan."

Siguieron recorriendo muchas partes del mundo, pero el anillo no aparecía por ningún lugar. El niño seguía buscando, y los años pasaban, los animalitos se impacientaban, y nada sucedía.

Pronto el niño ya no fue niño, y se transformó en un hombre. Y los animales le miraron extrañados:
"¿Por qué has cambiado?"
Él los mira, y no responde, se queda pensativo, y ya casi no los escucha, mas por poco casi se pierde, pero recobró la coherencia:
"Lo había olvidado..."
"Lo sabía, me quiso engañar"
"¿Qué facultad mágica faltaba?"
"¿No lo habías perdido?"
El niño mira a los 3 animales, y dice:
"Nada de eso. El anillo no está en el mundo, está aquí" saca del bolsillo de su camisa, una joya, que de repente, comienza a resplandecer.
"¡Qué bonita!" dice la ardilla.
"¿Qué es bonito?¿es invisible también?" el lagartijo pregunta.
"Yo no veo nada, me estás engañando." se queja el búho.

El niño toma la joya, y se la da a la ardilla. Esta la recibe, y se la pone en el dedo. El niño dice luego:
"Ahora lo recuerdo. Es muy bonito ¿verdad?"
"Sí que lo es."
"¡Es fantásticamente invisible!"
"¿Qué le has dado? Yo también quiero, para qué pasé todo este tiempo con.. ¿y el hombre?"
"El hombre es niño, búho" dijo el muchachito. "Adios, ardilla, gracias por todo." el niño se marchó, volando, y la ardilla también voló. Mas el búho y el lagartijo allí quedaron, buscando, buscando…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

che Andres... d q es el cuento¿?

mmmm... nono, es muy largo. mejor ni me cuentes.

:P

(K)(K)(K)

Kadysha dijo...

has mejorado mucho ^^