domingo, enero 08, 2006

¡Dormir...!

-¿Qué pasa?


Las estrellas distraen al viajero con su belleza imposible, una suave briza sopla con dulzura arrastrando consigo el olor de los eucaliptos. Fresca y apacible la noche ha decidido enzarsarse en el corazón del cuidador del faro.
-¿Qué pasa?- repitió, no entiendiendo bien.
-¿Por qué la has apagado?

El cuidador se rasca la cabeza sin entender, o más bien, sin querer entender; sabe bien a qué se refiere.
-Estoy cansado- responde -¿Me dejarás descansar?
-No soy yo el que te mantiene despierto, ve a dormir.

El olor de la madera innunda su cabaña. Una cama destendida, una mesa con un plato sucio, un vaso vacío y una chimenea largamente inactiva son los únicos habitantes (aparte del propio cuidador) de la casa. Todo, junto con el dueño, está descuidado y envejecido.

-¿Hasta cuándo descansarás?
-Hasta que el cuerpo me lo pida.
-¿Cuánto será eso?



Con extremo cuidado, como si temira romper algo, el cuidador acomoda los trastes que descansan en la cima de su faro. Una docena de libros a medio leer, una pluma y un montón de papeles. Hay también un reloj de bolsillo bellamente decorado, tal vez mañana lo repare, se dice a sí mismo. Lleva años sin funcionar. Finalmente se decide y apaga la luz.
-¿Qué pasa?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que no se apague el Faro,que siga su Luz brillando,y llegue la calma,la paz y la felicidad en su corazon

Anónimo dijo...

Venga, ya es hora.
Aunque es difícil con tanta lucecita por todas partes, y ya nos -me- gustaría que todo fuera en realidad tan bohemio como lo quiero -queremos- pintar. Que si la luna, que si la ciudad a las espaldas, que si el reflejo en el mar, que si las olas, las barcas, los barqueros, los puertos, los farolillos, las linternas; que si te agitan la bombilla a ver si suena a roto al no estar encendida.
Bueno... que cada barquichuelo evite los acantilados él solo. Otros están cansados de estar siempre señalando y que no se aprendan el camino, o se hagan un mapa, o corran la voz, o vigilen ellos. O ellas.
Y, oye, que yo no sé por qué hay que dar a estas oscuridades ese tinte dramático y angustioso. Tampoco somos Poe. Esto tampoco es el Caos griego.
Todo el mundo se cansa. Tarde o temprano. Claro que, algunos más temprano y otros más tarde. Algunos también vuelven más pronto. Otros tardan más, y otros ni eso. ¿Para qué? Pues eso digo yo.

Cansados de estar cansados.
Eso, solo algunos de intelectualismo desubicado. Y algunas.
(Creo yo que por eso están tan repartidos por la patata achatada que tenemos por mundillo).




He dicho.

Un beso, farolete

Anónimo dijo...

Bueno yo no voy a ser tan filosófica como Khel por solo una razón que creo de vital importancia: no lo entendi.
Y que fue lo que hice? me precipité aca para ver si en lo que escribió Khel encontraba una pista que me permitiera "ver la luz" (con cancioncita onda monasterio tibetano y todo) pero no. Simplemente no agarro la onda.
Haceme acordar de pedirte que me lo expliques, no no, mejor veni y explicamelo vos si? =P

Juan Pablo Alvarez dijo...

Ermmm...a este no lo habia leido, y yo que me jacto de leer todo apenas sale en este blog...No lo entendi bien, aunque tenes derecho a descansar de ser iluminador del mundo de los demas para iluminar el tuyo (te dije que no habia entendido bien...)
Ah, y me acabo de dar cuenta de que leer en blanco sobre fondo negro es demasiado cansador para la vista, pero le dije a tu amigo y me dio a entender que estaba hablando giladas asi que bue...