domingo, diciembre 04, 2005

Los Lentes de Mamá...

Yo no uso lentes. Jamás los necesité (aunque siempre quise tener un par para verme más inteligente), pero una vez, hurgueteando entre las cosas que había en la cómoda de mi madre me topé con los de ella. "Qué es esto" pregunté como quien disimula la travesura que está apunto de cometer. ¿Me los pongo, no me los pongo? Son de ella, y si los rompo me mata. Además, yo ya sabía en ese entonces que las gentes tienen un infinito pudor con respecto al aumento que tienen sus lentes. ¡Odian que otro ser humano (además del oftalmólogo) sepa cuál es la graduación de sus imperfecciones! Aunque bueno, no podemos culparlos ¿No somos todos así?

En medio de estas deliberaciones, mis manos aprovecharon la guardia baja para atacar. Tomaron los lentes y con una decisión que iba más allá de la que yo pudiera tener, llevaron el objeto en cuestión desde la mesa hasta mi cara, y luego los depositaron sobre mi nariz...

Sí. Hace falta que hagamos una pausa, un silencio, un alto inexorable.

Listo. El drama ya no puede aumentarse más, las dilaciones apartir de ahora sólo aburrirían al lector.

Continuemos.

-¡Oh, por dios!- exclamé en cuanto mi vista fue acomodada por aquellas lentes extrañas -¡¡¡Qué gordo estoy!!!

Con los anteojos de mi madre puestos mi vida acababa de cambiar. Yo, quien toda la vida me había considerado una persona de peso adecuado y conforme con mi estatura me sentí repentinamente repugnantemente gordo. ¡Gordo! volví a exclamar, pero esta vez autománticamente bajé la voz, la vergüenza se apoderó de mi persona. ¿Y si alguien me veía así? ¡De hecho! El mundo entero me veía a diario...

¡Terrible destino el mío! Por jugar como un gato curioso terminé perdiendo mi inocencia. No sólo era ahora que me veía gordo, sino que además mi pelo se me hacía insoportablemente herizado y despeinado y la gracitud de mi piel era merecedora de una llamada a la NASA en requerimiento de químicos desinfectantes de la nueva era.

Tenía que reparar todo eso ¡Rápidamente me puse en marcha! Tomé el bolso de cosméticos de mi madre y corrí al baño de casa, donde tenía un espejo, agua y tros productos utilísimos para estas situaciones. Justo antes de salir de su habitación, decidí quitarme los lentes, sino no podría arreglarme con precisión.

Fue entonces cuando, frente al espejo de mi baño, volví a encontrarme conmigo mismo. El mismo pibito delgado y "despeinado con estilo"... ¿dónde estaba esa horripilante criatura que momentos antes me hostigaba desde el otro lado del espejo? ¿Qué había cambiado...? Y entonces me di cuenta.

¡Los lentes de mi madre!
¡Qué atrocidad, qué martirio, qué sacrificio! ¿Es así como deben vivir las mujeres?¿Es este el peso que tienen soportar? Valientes son, entonces, como ningún hombre que esta tierra haya pisado. Gloriosos seres que soportan nuestros ingratos juicios...

Es por esta experiencia que decidí dedicarles esta entrada, mujeres. Porque ustedes son criaturas que nosotros los burdos hombres jamás podremos comprender. Aceptan de buen talante las impocisiones de una sociedad extremista, donde, como dice Maitena la pancita a los hombres les queda bien, pero a las mujeres fatal, una cana en un hombre es signo de madurez, cuando en una mujer no es ni más ni menos que señal de envejecimiento y tantas, tantas más injustas desigualdades.
¡Quien fuera mujer para soportar depilarse las piernas todas las semanas! Ni siquiera Aquiles.


Por eso, en la mayor de las humildades, me postro ante ustedes, y les ofresco mi mayor gratitud y admiración. Gratitud por soportarnos. Admiración por soportarnos.

¡Salve, mujer!




PD: Gracias a Ged por la ayuda durante la elaboración de la idea =).

7 comentarios:

Anónimo dijo...

JAJAJJAJAJJAJAJJAJAJJAA (repito lo que te dije por msn) QUE GROSO TU POST!!! SOS GROSO GROSO!
Al fin alguien se da cuenta de las visisitudes que debemos soportar las pobres almas féminas...
MUACKIS
te quiero mucho lokoooo!!!

Anónimo dijo...

jajaja es la primera vez que oigo a un hombre decir tales verdades sobre las mujeres gracias!

Anónimo dijo...

Resulta interesante el modo que plantea el autor para ponerse en la piel de otro aprovechando las travesuras de un niño haciendo de las suyas!

Y como en casi todos sus cuentos nos hace reflexionar sobre la vida, bucear en nuestro interior para encontrar otros modos de vernos y reconocernos.

Segui Faro iluminando tu senda de caminante sin caminos... se hace camino al andar... ops!! me suena conocido ;))

Un abrazo!

GLGH dijo...

Excelente.
Qué otra manera mejor de hacer ver la histeria obsesiva y entender que es culpa nuestra al mismo tiempo?
Yo uso lentes, y através de ellos veo mucha gente y esa gente vale mucho, y les daría hasta mis ojos si pudiera hacer con eso que supieran el enorme aprecio y la admiración que generan.
El Faro está entre esos ^^

Juan Pablo Alvarez dijo...

Jojo, groso; ahora, el hombre en tanto hombre tiene tambien que bancar sus propias deformaciones, quiero decir, que las mujeres usan lentes y los hombres tambien, lentes, pero modelo masculino. (ojo,quiza en el hombre tal deformacion de la realidad -impuesta como la deformacion que se opera en los ojos de las mujeres- no tenga que ver con lo fisico y esa sea la diferencia).
Bueno, igualmente groso post el tuyo; me parece que puede tener que ver con eso que charlabamos la otra noche acerca de como tanto pensar, tanta teoria, tantas pautas culturales le hacen perder a uno la inocencia necesaria para..."funcionar". Cuando nos persigan los barbaros a caballo, o los vikingos en sus barcos, o los dragones por los aires, vamos a ver si da para que las mujeres se preocupen por esas cosas, y usen anteojos

Pd: Puede que en este comentario se vean mis propias inquietudes de este momento. Nos vemos faro

Venfi dijo...

tarde pero llega ^^ lei esta entrada porque Estitxu me dijo que era muy buen :P no se xq esta se me paso por alto ^^ Sabes q eres un grosso de los grossos?

Anónimo dijo...

Excelente Faro,tus relatos son unicos,y de una gran dulsura,como debes ser vos,segui adelante ,que vas por buen camino.Que la vida te sonria siempre,por tu calidez